Se acerca el 14 de febrero, una fecha que por cierto no me identifica para nada, y no es que la discrimine o la mire en menos por ser tal vez un mero acierto comercial y consumista asociado a sus parientes, llámense el día de la madre, del padre o del niño, estrategias de venta; es otra cosa: su intención.
El día de los enamorados se lanza de lleno a refregarles en la cara a aquellos solteros amantes de libertad, que están “solos”, es en ese momento cuando un bicho malvenido ingresa a sus conscientes y les hace desear por un instante, por unas malditas horas que su mano cuelgue estúpidamente de otra, que una boba sonrisa sea el signo delator del enamoramiento del cual huyen peor que una enfermedad. Sería claramente una inconsecuente si dijera que con un pavor desesperado huyo de estas situaciones, es solo que últimamente como consecuencia de una cadena de hechos, la postura que más me acomoda es ésta, la de “demostrar”, que involucrarse, no es lo mío. Es un juego de cada noche en la cual una aventura no es suficiente, donde no es necesario consultar el nombre del individuo ni mayores detalles, solo se trata de un juego donde la frialdad apremia y se prioriza la frivolidad, lamentable, algunos le llaman caer bajo, otros diversión, independiente de lo que parezca para cada quien, hay un fucking día en donde uno camina por la calle, prende el televisor, la radio, y todo, pero todo, está lleno de corazones, de canciones románticas, de parejas en 2D que se miran una a la otra como si no hubiese objetos externos más que lo que tienen en frente, la calle está llena de ofertas 2 por 1, y uno camina sola… tal vez sintiéndose culpable de no se qué, reconociendo la sensibilidad que no se quería admitir, por que a pesar de ir por la vida confiada de que no necesitamos a nadie que nos haga compañía, a nadie del cual saber hasta la hora que le parece mejor ir al baño, o sea que hasta su sistema digestivo sea predecible, se llega a reconocer la otra cara del amor, esa que describen las canciones mamonas, las películas mamonas, que ni siquiera caben en el cliché más reconocido, el te amo.
Y no sé si es que crea que ya está bueno terminar con esta etapa de ser una roca en dos patas, pero de seguro, este 14 de febrero, no será mi día.
En conclusión y para ponerme a tono con la fechita esta, les dejo una cancioncita que a más de algún enamoraducho le gustará, y aunque créanlo o no, a mi me encanta, en fin, Feliz día de San Valentin.
1 comentario:
Me gustó tu texto y me dieron ganas de escribirte denuevo...
El 14 de febrero apesta y lo peor es que es uno de esos datos que uno quisiera no tener en la cabeza, una de esas fechas que uno quisiera que pasaran desapercibidas para uno, como navidad, pero el bombardeo publicitario de años y años es tan grande que ya es imposible borrarlo de la mente. De hecho este año casi pasa desapercibido para mí hasta que alguien dijo "¿que fecha es el jueves?" y yo escuché "14 de febrero" pero entendí entrelíneas -para mi desdicha- "el día del amor"...
Lo peor es que debo reconocer que el "sentimiento 14 de febrero" que describes, a veces me viene otras veces en el año y veces también con canciones o películas malísimas, aunque con las buenas también me pasa.
¿Que hacer?
Concuerdo contigo en que no necesitamos a nadie que nos haga compañía, pero el gran problema es que una de las pocas cosas profundamente bellas que he tenido la suerte de experienciar en esta vida es despertar en la mañana, darme vuelta y encontrarme cara a cara con quien sé es exactamente la persona que debería estar ocupando ese espacio, en ese preciso momento, durmiendo plácidamente.
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