lunes, 23 de marzo de 2009

Caput

Yo le escribo a ese loco del ayer, porque está claro que el de hoy no es el mismo, y no lo hago por la convicción de seguir manteniendo por la eternidad su imagen memorable y sus actitudes trascendentes, al contrario, sino para terminar de una vez por todas con lo que hoy trágicamente parece ser solo una creación mental de una persona complementaria, impecablemente humana, sensiblemente analítica del entorno y etc. que hoy ya no existe, y que lamentablemente pareciera que nunca lo hizo, tal vez me esté yendo al chancho, ¿quién sabe?, pero quiero que sea hoy la ultima vez que recuerde silentemente y sonriendo con disimulo aquello que me hizo pensar que el loco era diferente, que yo era la que estaba mal, que tenía que cambiar, y que tanto, hoy el loco está tal cual yo era, y es cierto, nunca lo pensé y me siento un poco tonta por que tenía que pasar tanta agua bajo el puente para recién comprender que uno no tiene que cambiar por las personas, sino que hay que hacerlo por uno mismo, cuando haya carencia de espíritu, cuando haya carencia de amor, cuando haya carencia de tantas cosas en la vida, no habrá cosa humana que pueda llenarte de esa necesidad, y yo te hablo a ti, loco, cariño loco, cariño malo, que quien sabe cual sea la carencia que justifique tus actos presentes, pero estás buscando en el lugar equivocado, yo tampoco te llamo a mi, por que mi corazón ya te alejó de sus fusiles, sino que te llama esa necesidad que tu sabes que tiene nombre. No la busques en alguien, como yo lo hice en ti cuando creí que podías ser perfecto, ni tampoco lo hagas en la noche, por que es muy oscura y no te dejará ver las cosas como son, ni la busques en las ilusiones que no te dejarán pisar firme, simplemente búscala en El, pero primero búscate a ti, y verás que Lo necesitas.

jueves, 10 de julio de 2008

Retroalimentación.



Se supone que cuando uno desea algo con mucho ímpetu, hace cualquier cosa por obtenerlo, más aún cuando se trata de un sentimiento, como quien dice “en la guerra y en el amor todo vale”, sin embargo, por muchas cosas que nos atrevamos a hacer, hay veces en que de nada sirve el sacrificio, ya que para realizar un mínimo esfuerzo, es necesario saber o estar seguro que de la otra parte haya el mismo mínimo de correspondencia; es decir, pueden pasar años en que escribamos a Juanito Perez por MSN ¿vamos al cine? Invitarlo a salir y apretar enter, si Juanito responde un refutante NO; en fin, tal vez sea mejor dormirse en los laureles, aunque no faltarán quienes digan “El que no se arriesga, no cruza el río”.

martes, 24 de junio de 2008

Carnicería "Cariño Malo"

Un hecho curioso, el otro día cuando iba en la 501, justo cuando la micro iba entrando por la calle Eloy Alfaro, detuve mi mirada en un local muy particular, una carnicería llamada Cariño Malo, pero lo interesante no solo está en su nombre, sino más bien en el rubro, carnicería, cosa que me llamó bastante la atención debido a que cada vez las circunstancias me hacen más allá de entender, comprender (dígase comprender por el sentido no solo de entender sino que asumir y resignarme) que eso que llaman amor no se ha creado para mí, tal vez lo diga despechadamente, pero quiero que sea y será este mi último discurso feminista (aunque yo no lo sea) de “Todos los hombres son iguales” y todas estas patrañas que ya me cansé de repetir, lo primero y para que quienes lean puedan ponerse en mi lugar, creo que es indispensable explicar el por qué. Citaré para partir una frase cliché, “la esperanza es lo último que se pierde” y cuantas veces no la he dicho, mi esperanza estaba en encontrar a aquella persona que simplemente hiciera mis días distintos, que al despertar fuera una dicha pensarla, que la rutina al lado de ella no se hiciera algo agobiante, sino más bien una costumbre agradable que pasara desapercibida como lo que es, una confianza transparente, un sonido de flor en los labios al pronunciar su nombre, una sonrisa espontánea, una entrega total sin rencores, remordimientos ni arrepentimientos, poder mirar en una misma dirección sin tener la necesidad de preguntar que es lo que se piensa, donde el silencio sea una grata complicidad, aceptarse con defectos y virtudes, pero por sobre todas estas cosas, sinceridad. Y díganme mamona o lo que quieran, a estas alturas… ya me da lo mismo.
En lo personal, y donde me doy cuenta de lo pitiá que me encontraba, había creado a todo un personaje que tal vez recogía todas las características de los galanes de las películas mamonas que me he llorado sin tregua, primero que todo, de una conversación interesante, por lo tanto inteligente, culto, que supiera de historia como al mismo tiempo de ciencia, de buen gusto para la música y la literatura y como no, del cine, buen
lector, e incluso cocinero, que no tenga reparos en ponerse un delantal y cocinar la cena o el almuerzo, que me ayudara a lavar la loza (los trastes), buen jardinero, que me supiera escuchar, y como no comprender aquellas veces en que cada uno se despierta con el pie izquierdo, que pudiera arreglar las cosas defectuosas de la casa y me acompañara a comprar pacientemente, que fuéramos a visitar los museos, los cafés y disfrutar con el teatro, alejado de la superficialidad que gobierna al mundo moderno, que con tan solo mirarme y sonreírme tuviera claro que en la vida ya restan las cosas importantes, y un detalle que no se me escape, que sea fiel. Incluso, le había puesto hasta nombre, “Cariño”, así le iba a llamar, pero hoy, cuando me di cuenta que más allá de mis obsesiones, mis necedades y caprichos con el sexo opuesto, cuando hasta llegué a pensar que Cariño se encontraba más cerca de lo que yo pensaba, es decir cuando lo supe real y cercano, me di cuenta que solo era una ilusión, una especie de holograma tamaño real, una visión de Oasis, Cariño, no existe, y si está respirando en una parte del mundo, claramente, no es para mí, y habrá, seguramente más de un hombre con alguna cualidad de Cariño, pero este solo será un disfraz, todos los hombres son iguales, todos se darán vuelta en la calle para poder mirar la delantera o trasera de la mina que pasó a su lado, la dejarán a una por la amiga o por la que tenga las tetas más grandes o la que se mueva mejor en la cama, o la que sea más fácil, o la que sea más flaca, o la que tenga más plata… en fin, se entiende la idea.
Así que me he resignado a eliminar de mi vida el concepto por el cual yo entendía de amor, me he resignado a terminar mis días solterona, criando gatos y cactus sentada en una mecedora en el umbral de mi casa, con un chal en las piernas las tardes de invierno, viendo la gente pasar con una radio a pila y sabiéndome de memoria todas las copuchas del barrio, pero también es probable que no falte el día, en que la nostalgia y esa famosa esperanza vuelva a renacer, solo entonces tomaré ese compilado de canciones mamonas que ya en ese tiempo diré escribí hace tantos años y solo las escucharé, fumándome un cigarro y mirando el cielo por la ventana.







El playlist Mamón


Track 01- Un beso de desayuno (Calle 13).
Track 02- Tus ojos (Manuela Mejia).
Track o3- Porque brillamos (Bacilos).
Track 04- Te voy a mostrar (Julieta Venegas).
Track 05- And I love her (The Beatles).
Track 06- Te doy una canción (Silvio Rodriguez).
Track 07- Yo te amo (Angel Parra trío).
Track 08- Hay amores (Shakira).
Track 09- Dos gardenias (Antonio Machín).
Track 10- Love me do (The Beatles).
Track 11- Andar conmigo (Julieta Venegas).
Track 12- Algo contigo (Vicentico).
Track 13- Waking dream (Natalie Walker).
Trak 14- Como quisiera decirte (Los ángeles negros).
Track 15- Do you wan't to know a secret (The Beatles).
Track 16- Tu y yo (Supernova).
Track 17- El día que me quieras (Carlos Gardel).
Track 18- Enamorado de ti (Glup).
Track 19- Amortiguador (Andrea Echeverri).
Track 20- Gota de Rocío (Silvio Rodriguez).

lunes, 5 de mayo de 2008

La hembra alfa

No sé si antes había planteado que de nada sirve ser una señorita bien para poder ganarnos el corazón de aquel hombre que queremos con toda nuestra alma, en el fondo esto de que a una le gusten los niños, la cocina y hasta el aseo (no siempre es el caso), no es suficiente, e incluso puede pasar por inadvertido, por que a pesar de que los hombres son una especie evolucionada, entiéndase en esta frase como “seres racionales”, no dejan de ser lo que son, ANIMALES. Solo me basta con mirar alrededor y recoger una que otra experiencia para una vez más comprobar que estos se irán tras aquella mujer, para que suene más elegante, que tiene menos inhibición a la hora de entregarse en todo lo que implica ser el cortejo y el acto reproductivo, y por supuesto, tampoco le interesará la cantidad de hombres caídos en batalla (o sea son warriors, van realmente a todas, y en la mayoría de los casos tienen gran conocimiento de posiciones o técnicas para la copulación y hasta a veces puede encontrarse comprometida o con una relación algo estable, pero claro está que este pobre muchacho ya ni siquiera es una especie de venado, sino que de puercoespín), así es, como las cosas han cambiado tanto, las consecuencias del calentamiento global también pueden verse reflejadas en el reino animal, ahora, el macho alfa es algo retrógrado, ha quedado atrás, la delantera la tiene hoy la hembra alfa, lejos, aquella maraca que odiamos con todas nuestras fuerzas por que lo más probable es que nuestro famoso princesillo azul ya haya caído en sus redes y lo traiga arrastrando del labio inferior, y no es que solo sea envidia, es que ha dañado nuestra parte más vulnerable, por que nosotras como mujeres dignas podemos ser muy fuertes, arriesgadas, inteligentes, etc., pero cuando se trata de hombres (y hayan sentimientos reales involucrados), no hay nada que sea más débil que nosotras. Sin embargo, y espero que sea así solo en esta ocasión, esta característica también la compartimos con nuestra mascota favorita, ¿quien no ha caído en el error de que aquellos hombres excepción a la regla, es decir más buenos que el yogurt, los desechamos?, y es que nos gusta ir tras el peor, tras ese que nos hará sufrir y no nos dejará dormir tranquilas, una especie de misterioso masoquismo sentimental que padece la especie humana, Dios nos libre y nos favorezca.

¿Para casarse o para acostarse?; ser o no ser, he ahí el dilema.

Es muy cierto de que para los hombres existen aquellas mujeres para casarse y otras para acostarse, pero alguna vez, ¿se han puesto pensar cual de estas posiciones es la más favorable? En el caso de ser de estas mujeres para casarse, está bien, no nos quedaríamos solteronas, pero viviríamos gorreadas, intranquilas, revisando las huellas que ha dejado la otra en la ropita que nosotras le lavamos a nuestro esposo, nerviosas, estresadas, en fin; en cambio, al ser del otro tipo, tendríamos sexo seguro, hasta más regalos que la cuernudita de la esposa (sean perfumes, ropa, zapatos, carteras), nos invitarían a salir y etc., pero terminaríamos solas, tristes y con una profunda depresión, por que aquel del cual nos enamoramos, nunca nos tomó enserio y prefirió a su esposa e hijos. Claro está que ese matrimonio no será igual, pero independiente de eso, es mejor dejar esto al libre albedrío, recuerden que en la actualidad matrimonio es una palabra desechable e incluso, alejado de la realidad.

Ayer

No está demás decir que no fue un gran día, pero para bajarle el perfil diré más bien que fue distinto.
Cuando tomé la micro, absolutamente en otra, abstraída completamente en mis problemas como cada cual, en ese instinto de buscar un asiento, me encontré con esa mirada que ya creía olvidada, estaba en los asientos del final, obviamente se detuvo en mi, pero la lejanía también fue parte de lo obvio. Para evitar esas preguntas de protocolo, que como estás, que qué estás haciendo, preferí sentarme en el asiento de adelante y solo me limité a dirigirle una sonrisa, pero la que me devolvió me trajo muchos recuerdos.

Yo creo que aquel tiempo en que la distancia no existía entre nosotros, cuando nuestros ojos se cruzaban torpemente para desviar luego la mirada en otra dirección, cuando en nuestros constantes abrazos se escondía aquel algo más que cada cual asumía pero ninguno iba a hacer palabra, fue la vez en que más cercana estuve al amor, y no es una afirmación que estoy tirando al aire así como así, es toda una conclusión. Creo que ya hablé de los caprichos, que en general han sido todas estas últimas experiencias nacientes de la famosa frasecita “un clavo saca a otro”, o “mala cueva dijo el conejo y se cambió de hoyo”, en que una como mujer, por naturaleza, no podrá ser como ese papazote, seductor insensible y olvidarte de todos aquellos distractores, al final una termina queriendo a todos sus clavos o encariñándose de todos aquellos hoyos que se dejaban para cambiarlo por uno nuevo, y es aquí, donde encontré la gran diferencia, con todos estos susodichos, no me llamaron la atención en lo absoluto, incluso más que esto, en la mayoría de los casos la primera impresión era desfavorable, que tenían gustos diferentes a mi, ambos en nada compatibles, hasta a veces en nada atractivos, claro, muy subjetivamente, tampoco he de negar lo que me queda de superficialidad, resultando ser cada uno de estos algo obsesivo, donde para sacármelos de la cabeza simplemente era necesario otro clavo, o alguno que otro soltero (no siempre) nocturno no catete, que no pidiera mail, ni teléfono y cosas ya conocidas de esta índole.
Con él fue todo diferente, completamente alejado de todo lo que acabo de mencionar, talvez no fue a primera vista, pero la química de seguro fue inmediata, y hasta como cliché en estos casos, una situación inesperada, un trabajo juntos, de las primeras clases mechonas, que ahora solo pasa a ser como una nostalgia en polvo, pero a pesar de eso, siempre es grato recordar aquellos tiempos en que nuestro corazón era más ingenuo y solo se limitaba a sentir, sin juzgar muchas razones.

Capricho

Hoy es lunes, y Valparaíso me ha inundado de su nostalgia seca.

Caminar por la calle Victoria de seguro ya no es lo mismo que cuando recién llegué a esta ciudad, como quien dice mucha agua ha pasado bajo el puente de ahí a este tiempo. Antes, caminar por victoria era una forma de escaparme de ciertos problemas distrayéndome con sus tiendas comerciales, y una que otra curiosidad, hoy tiene otro sentido, mis preocupaciones han cambiado, como todo en mi constantemente.
Siempre tengo excusas para pasar por Victoria, pero no sería lo mismo sino doblara obligadamente por Juana Ross, con la eterna e inocente esperanza de que pudiera asomarse por el balcón, o casualmente ir saliendo o llegando cuando justamente yo pasara por aquella esquina, a pesar de estar absolutamente convencida de que eso no ocurrirá.
Estoy cagada, pero no me queda completamente claro cuan verdad es, si en verdad estoy cagada por que de verdad me gusta o solo es uno de los tantos caprichos que he tenido en mi vida, eso sí, es obvio que no es como el batido de dunkin donuts, el sushi que me comí el otro día, o como el helado del bravísimo con baño de chocolate y crema chantilly, va más allá de mi obstinación; yo creo que la supera.

Definitivamente el amor no es mi tema fuerte, huyo de él como esas bestias a punto de ser cazadas, sí, como bestia, en eso me he convertido solo por huir de ese sentimiento profundo, de verte atado a una persona, pero hace poco leí una frase que me impactó, tal vez estaba escrita para mi, “¿Por qué uno siempre huye de lo que más desea?”, y es aquí cuando vengo a odiar con un rencor paupérrimo que sea tan cierto eso de que se da vuelta la tortilla, por que tuve la respuesta ante mis ojos y me hice la ciega, porque mis oídos la vieron venir y la cayó una palabra que en su momento fue acertada, tal vez en esas palabras se encontraba lo que más quería, y ahora no me queda otra que esperar a que la tortilla se de vuelta otra vez, si es que llega a suceder, o lo otro más sano es simplemente esperar, a que como tantos sentimientos de este tipo, se olvide lenta e inesperadamente en el baúl de los caprichos no realizados.