lunes, 5 de mayo de 2008

¿Para casarse o para acostarse?; ser o no ser, he ahí el dilema.

Es muy cierto de que para los hombres existen aquellas mujeres para casarse y otras para acostarse, pero alguna vez, ¿se han puesto pensar cual de estas posiciones es la más favorable? En el caso de ser de estas mujeres para casarse, está bien, no nos quedaríamos solteronas, pero viviríamos gorreadas, intranquilas, revisando las huellas que ha dejado la otra en la ropita que nosotras le lavamos a nuestro esposo, nerviosas, estresadas, en fin; en cambio, al ser del otro tipo, tendríamos sexo seguro, hasta más regalos que la cuernudita de la esposa (sean perfumes, ropa, zapatos, carteras), nos invitarían a salir y etc., pero terminaríamos solas, tristes y con una profunda depresión, por que aquel del cual nos enamoramos, nunca nos tomó enserio y prefirió a su esposa e hijos. Claro está que ese matrimonio no será igual, pero independiente de eso, es mejor dejar esto al libre albedrío, recuerden que en la actualidad matrimonio es una palabra desechable e incluso, alejado de la realidad.

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